Pensamientos que construyen caminos: La mirada de Jorge Bragulat
Este artículo fue publicado en el marco de las sección “Pensamientos que Construyen Caminos” impulsada por la Federación de Mutuales de Córdoba, FEMUCOR, que incluye entrevistas a referentes sociales, dirigentes, asesores etc. del sector mutual y cooperativo, con el objetivo de poner en relieve sus reflexiones y pensamientos sobre la crisis desatada por la Pandemia. En esta oportunidad ofrece su perspectiva Jorge Bragulat, Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona; Director del Centro de Estudios de la Economía Social de la Universidad Nacional de Tres de Febrero; Director de la Maestria virtual en Economía Social, Comunitaria y Solidaria, y Presidente del Centro de Iniciativas de la Economía Social, asociación civil.
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Le pedimos que realice un diagnóstico de situación, de la realidad de país y el mundo en el marco de la crisis desata por la pandemia, sus causas y consecuencias.
La crisis desatada por la pandemia a nivel mundial puso de manifiesto la inequidad existente entre los países siendo los más pobres los más perjudicados; es decir los que no tienen reservas contracíclicas para amortiguar los efectos negativos. Y este panorama no se modifica, al interior de cada país donde la situación de injusticia social continúa. Los países y las personas más ricas seguirán siéndolo con más diferencias respecto de los países y de las personas más pobres. En nuestro país la política social implementada alcanza a poner un paliativo y si bien no modifica la estructura social, permite que se generen ingresos en las familias más pobres de forma que logren mantener el consumo, empezando por resolver las necesidades básicas. La inflación existente, acelerada por el imaginario colectivo de que los precios tienen que seguir al valor del dólar del mercado marginal, disminuye el impacto positivo que el Estado intenta lograr manteniendo el consumo básico con lo cual se mantendría, a su vez, la producción básica.
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Los distintos sectores de la sociedad a través de sus hechos, se han manifestado en esta crisis, a su entender ¿cuál ha sido y es en este contexto, el rol que cumple el sector de la economía social y solidaria, constituido por mutuales y cooperativas?.
Cada sector, de forma corporativa, intenta no retroceder ante una crisis de magnitud general. Incluso, tienen esa actitud, sectores especulativos y no necesarios para el mantenimiento de cierta armonía en la ecuación: producción con consumo para que continúe la producción. Es visible que, en las situaciones críticas, las conductas institucionales y personales se agudizan: el individualista es más individualista y el solidario es más solidario. Con estas conductas extremas la brecha cultural se agiganta y la conflictividad social, si no hay una potente mediación a cargo del Estado, se agudiza. Esta situación tiende a que las tensiones sean cada vez más fuertes con riesgos de que en ciertos sectores de la sociedad “la cuerda se corte”.
Por otro lado la Economía Social es armonizadora ya que tiende a resolver situaciones grupales o sectoriales de crisis: por desempleo, por carencia de crédito, por falta de consumo, por problemas en la comercialización de pequeñas producciones, etc. Pero, que quede en claro, que trabajar para resolver estas situaciones no significa que la Economía Social sea sólo la ambulancia de los heridos que deja el capitalismo, sino que esta actitud es el principio para la generación de ingresos los que serán distribuidos equitativamente y, a partir de esa base será necesario seguir creciendo y desplazando, de manera solidaria, a los negocios lucrativos y, sobre todo, a los especulativos.
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¿Cuál será el papel de la economía de la social y solidaria en la reconstrucción pos-pandemia, de una sociedad que seguirá siendo igual? o será posible construir una sociedad más justa, inclusiva y solidaria?
La Economía Social siempre ha salido fortalecida de los espacios de crisis. Cuando la crisis fue la falta de crédito y la falta de ayuda financiera local, estuvieron presentes y crecieron las mutuales; cuando la crisis fue por el abuso en la cadena de comercialización de los productos del campo, nacieron las cooperativas agropecuarias; cuando la crisis fue la falta de agua, electricidad, etc, aparecieron las cooperativas de servicios públicos, cuando la crisis fue el desempleo surgieron las cooperativas de trabajo. Ahora, cuando la crisis es general la economía social estará surgiendo o resurgiendo en todos los espacios. En ese sentido no se pretende que la economía social reconstruya el sistema en la post-pandemia porque ello significaría que todo seguiría tan injustamente como antes. Tampoco se trata de ilusionarse con un cambio estructural de golpe o forzado, porque ello es imposible social y políticamente. De lo que se trata es que la economía social gane más espacio económico y lo consolide cuando se salga de la crisis. Es decir, que no sea una instancia momentánea sólo en la crisis. El objetivo es que se logre una presencia decisiva en la sociedad, que se la tenga que considerar por el propio peso que alcance y que, culturalmente, sea una organización (cooperativa o mutual), aceptada y elegida conscientemente por la gente. Lo que se espera es que la Economía Social pueda entrar en un proceso evolutivo potente a manera de “bola de nieve” que se agranda estando en movimiento.