Fondo Especial para altos costos: una propuesta de la Economía Social para un problema estructural en la prestación de servicios de salud
Luego de encomendar un estudio a la Universidad ISALUD para analizar la factibilidad, la Federación Argentina de Mutuales de Salud (FAMSA) propone la creación de un Fondo Especial para la cobertura de enfermedades de alto costo que permita afrontar el incremento sostenido en el valor de prácticas médicas, medicamentos y tratamientos. Se trata de garantizar las prestaciones y la subsistencia de las entidades del sector, que hoy brindan cobertura a casi 1,9 millones de asociados, sin fines lucrativos y basadas en un modelo que pone la participación, la solidaridad y el bienestar del asociado en el centro.
De acuerdo con Juan Pivetta, presidente de FAMSA, hay un problema que aqueja no sólo a las entidades del sector sino al sistema de salud entero, vinculado al creciente aumento del costo de prácticas médicas, prestaciones y medicamentos para el tratamiento de patologías que en muchos casos son comunes o crónicas y otras veces se trata de las denominadas huérfanas o raras, que están en estudio aún.
Y es que en el caso de una mutual los recursos provienen exclusivamente de los aportes de sus asociados, por lo que son limitados, mientras que la demanda es ilimitada.
Según los datos que brinda el dirigente, en el caso particular de una entidad que participó del estudio 0,55% de los asociados consumen el 20% de la totalidad de los recursos y, en otro caso, 13% de los asociados el 41% de los recursos.
“Este es el Alto Costo. La desproporción. ¿Quién tiene derecho a la cobertura y quién no? ¿Es lógico que un tratamiento cueste 300 mil dólares al año? ¿Cuál será el costo de ese medicamento para que tenga ese valor? Es una problemática muy compleja que nos cruza a las organizaciones y que nos pone a pensar, porque alguien se queda sin una prestación”, observa Pivetta y remarca que esta problemática está asociada a cuestiones más estructurales que también ataca al sector privado.
En base a esta realidad es que FAMSA, más allá de pedir políticas públicas que apunten a resolver este problema, comenzó a buscar caminos para poder financiar los altos costos. Con ese objetivo encargó el año pasado a la Universidad ISALUD, el estudio que fue realizado con fondos del INAES, provenientes del excedente del relevamiento de entidades mutuales y cooperativas.
Los resultados del estudio, que fueron presentados el pasado 8 de julio por los médicos sanitaristas Mario Glanc y Sergio Horis Del Prete, respaldan la creación de un fondo entre las entidades del sector (mutuales y cooperativas de salud) al que podría integrarse también el privado.
“La viabilidad de este fondo requiere una escala”, comentó Pivetta.
“Si se tiene en cuenta que 1 millón 900 mil personas (casi dos millones) reciben servicios a través de cooperativas y mutuales es factible lograrla”, argumentó.
El Fondo no sólo se encargaría de brindar las prestaciones de alto costo sino de aplicar también los protocolos previos para la prestación, lo que permitiría trabajar con más eficiencia y que la financiación se realice en función de la evaluación de los resultados que dan esos tratamientos. Por otro lado, la compra conjunta de medicamentos, serviría para mejorar el costo.
“La gestión del fondo sobre esas prestaciones, medicaciones y tratamientos podría ser más eficiente. Las organizaciones que se sumen, se beneficiarían al disminuir el costo de las prestaciones”, acotó Pivetta.
Para determinar el aporte de cada entidad se propone un cálculo actuarial que permita determinar una cápita proporcional a los costos que tuvo según cada patología.
La viabilidad del proyecto tiene que ver con la escala. A mayor escala, es decir más entidades aportando al fondo, más viabilidad ya que más pequeño sería el aporte de las organizaciones.
Es en ese sentido que Pivetta observa que el proyecto no pretende ser exclusivamente sectorial. “No se descarta en absoluto que se sumen otro tipo de organizaciones. No se trata de la característica de la entidad si no de la cobertura para una persona. Es una cuestión más universal que sectorial”, observó.
Culminado el estudio y con una herramienta técnica que la respalda, la propuesta entra en una fase de análisis por parte de las entidades.
“Esta propuesta obviamente puede ser mejorable, pero tiene detrás una propuesta técnica. No es únicamente discursiva, sino que está planteando que hay una herramienta concreta”, señaló Pivetta.
Equidad y acceso se logran con entidades solidarias
El subsistema de Salud de la Economía Social y Solidaria es el primero que se instaló en la Argentina y tiene origen en un proceso de participación para la creación de herramientas destinadas a atender problemáticas de salud. Se trata de organizaciones sociales.
“En cualquier sistema de salud la participación es fundamental. Pero la participación social en forma individual no es eficiente. Debe ser en forma organizada y la mejor manera de organizarla es -para nosotros- una mutual, porque es solidaria, no tiene fines de lucro y si tiene excedentes lo re invierte en el propio sistema”, valoró el presidente de FAMSA.
“El sistema de salud debe recuperar la característica solidaria, que es lo que se ha perdido. Para ello hay que retomar un factor fundamental que es la equidad. Que que todos tengan acceso a la salud. Eso se logra con entidades solidarias”, finalizó.
Presentación de los resultados del estudio realizado por ISALUD