Orígenes y desafíos del Mutualismo
Cada primer sábado de octubre, se celebra anualmente en nuestro país el Día Nacional del Mutualismo, instaurándose oficialmente el 25 de septiembre de 1945, aunque venía conmemorándose por iniciativa del propio sector desde el año 1936, demostrando desde sus inicios ser una de las formas asociativas más eficaces para el desarrollo de diferentes sectores, con su historia y características. El próximo sábado celebramos y conmemoramos a los que formaron y forman parte de nuestro movimiento.
Desde la Federación Argentina de Mutuales de Salud (FAMSA) quisiéramos recordar que el Mutualismo de Salud comenzó a desarrollarse en Argentina, a partir de mediados del siglo XIX, siendo organizaciones sociales de adhesión voluntaria y democráticas, que ante los problemas epidemiológicos existentes por aquel entonces, y con un Estado ausente en atención sanitaria, fueron las primeras que comenzaron a dar respuestas a las necesidades de la gente.
Durante más de 150 años, nuestras organizaciones administraron recursos de cientos de miles de asociados atravesando varias generaciones. Desarrollaron desde consultorios ambulatorios en pequeñas comunidades, pasando por laboratorios, farmacias y ópticas, hasta grandes hospitales en importantes centros urbanos. Gestionaron durante gobiernos legítimos y, desgraciadamente, también durante muchos otros dictatoriales. Pese a todo, nuestras entidades continuaron su noble tarea soportando tiempos difíciles y preservando el hecho fundamental de que sus asociados siguieron votando a sus representantes, y la democracia interna se preservó, independientemente del contexto que las atraviesa.
Los últimos años están siendo muy complejos para el sector. Nos incluyeron en una ley destinada originalmente a empresas lucrativas, no diferenciando naturaleza jurídica, ni objetivos, ni dimensión. Nos obligaron, desde el punto de vista reglamentario, a cubrir como mínimo, las prestaciones médicas incluidas dentro del Plan Médico Obligatorio (PMO), y desde el punto de vista jurídico, todo lo que se considere como derecho a la salud individual, sin dimensionar el impacto en los derechos colectivos al ser parte de un sistema solidario de salud, donde los recursos están limitados a los aportes de los mismos asociados. Lo más grave de esta situación, es que las nuevas obligaciones partieron de una base de cobro de cuotas por servicios muy por debajo en valores a las grandes empresas de medicina prepagas y, posteriormente, las autorizaciones de incrementos fueron a todas por igual.
Además de todo ello, pasamos por la difícil situación que un Congreso que dicta leyes por patologías y sin determinar de dónde saldrán los recursos para cubrir los nuevos derechos- que seguramente son legítimos, pero en muchas oportunidades resultan imposibles de cumplir por falta de recursos-, transfieran obligaciones que normalmente son del Estado a los sistemas solidarios privados.
Finalmente, el impacto de las nuevas tecnologías en los costos, que si bien trae enormes beneficios para los asociados, pero que sus incrementos se tornan casi imposibles de asumir; sucede lo mismo con los medicamentos, en un sistema donde las reglas de mercado atraviesan instituciones y profesionales, desvirtuandolo y, en definitiva, marginando cada vez más personas.
Actualmente, ante la caída de mucha gente del sistema privado de salud producto de los elevados costos de cualquier plan de cobertura médica, las grandes prepagas plantean que el gobierno autorice la comercialización de planes parciales, permitiéndoles así sostener clientes y, además, ganar un mercado de usuarios con menores ingresos.
Desde ese Mutualismo con más de un siglo y medio de existencia, queremos recordar que una asociación mutual es una organización social que surge a partir de la necesidad común de un grupo determinado de personas, con similares posibilidades económicas, y que definen una cobertura médica acorde a sus posibilidades de pago. Que no tienen fines de lucro, que son de autogestión y que democráticamente aprueban sus reglamentos de servicios y cuotas en la máxima autoridad que es su asamblea de asociados.
Los que integramos FAMSA defendemos nuestras características de siempre, modificadas entre otras cosas por un decreto que cambió una clara y amplia definición del Congreso Nacional. Además, rechazamos la visión de planes parciales como una herramienta de mercado, reivindicando el derecho natural de nuestros asociados en definir el alcance de una cobertura médica y el valor que pagará por ella.
A futuro deberemos trabajar en grandes desafíos hacia dentro de las propias entidades, entre las organizaciones de la Economía Social y en la articulación pública. En el primero de los casos, profesionalizando nuestras entidades, podemos y debemos ser ordenadas, muy especializadas, eficientes en la administración de los recursos de los asociados. Tenemos grandes fortalezas y debemos visualizarlas como herramientas de competitividad. Se puede ser sumamente eficiente y no modificar la esencia y valores organizacionales.
Quienes participamos de la Economía Social sabemos que existen muchas entidades que por su accionar desvirtúan, y mucho mal hacen al sistema. Desde las organizaciones representativas debemos trabajar para transparentar el sector, ya que es la mejor manera de defender la existencia de nuestras organizaciones. Debemos trabajar en desterrar intereses personales, priorizando objetivos institucionales, y lograr una mayor articulación e integración entre las propias mutuales, y entre mutuales y cooperativas.
El ordenamiento, especialización y desarrollo interno de nuestras organizaciones, en estrategias institucionales amplias, transparentes y consensuadas, nos permitirá articular seriamente, y con el suficiente peso específico ante los distintos sectores públicos, permitiéndonos acciones conjuntas, para satisfacer las necesidades de una importante porción de la sociedad.
Como mensaje final, en nuestro día del mutualismo, instamos a que nos reconozcan por lo que fuimos, somos y, especialmente, por lo que podemos dar para el bien de la sociedad. Y a todos los mutualistas, que participen de sus organizaciones, exijan y ayuden a la renovación de ideas y preservación de los valores, ya que en un planeta con cada vez mayores desigualdades, las organizaciones sociales y solidarias, podrán transformar el mundo.
¡FELIZ DIA MUTUALISTAS!